24 Caida de Torre Space Medellín Por Leopoldo de Quevedo y Monroy Loco-mbiano ProclamadelCauca

ProclamadelCauca Caida de Torre Space Medellín
   Por Leopoldo de Quevedo y Monroy Loco-mbiano - Los nombres, asombrosamente, tienen que ver con la naturaleza del sujeto que los porta. Retratan a cabalidad a Coné, a Robocop, la Mome Piaf, a ET, Dick Tracy, a Lady Gaga o John Travolta. Su perfil se envuelve en la tela invisible que los recubre.
   Los diseñadores del Edificio Space debieron pensar muy bien ese nombre. Sus publicistas debieron aceptar la propuesta y la promocionaron en vallas para que quienes las vieran se emocionaran con la ubicación de la Torre, su altura, la vista  desde los ventanales, el verde de la loma de El Poblado. En fin.
   No solo por estar situada en este sector tan codiciado en Medellín. También contó que estaba en inglés y se pronunciaba raro. Eso daría caché ante quien oyera que un afortunado estaba de candidato a recibir un apartamento en ese sitio.
   Space, claro está, quiere decir espacio. En ese momento, años atrás, a nadie le pasó por la cabeza que Space fuera una contraseña de peligro. La palabra, al pasar por los labios y la lengua, roza como el viento y sugiere una sensación de aire en evolución. Entonces se evocan lugares y sensaciones como vértigo, abismo, altura, velocidad, volar en libertad como en parapente, paracaídas, un castillo de naipes o un emoticon en internet.
   Los constructores idean proyectos, los diseñan, les hacen una maqueta casi al natural. Al lado de ellos estarán pendientes las Oficinas de Planeación que concederán la licencia de construcción, previo estudio de suelos, presentación de presupuesto, seguro de estabilidad de obra, resistencia de materiales y si los servicios de acceso, agua, luz y teléfonos están garantizados en el proyecto que radican. Vendrán luego el interventor de la compañía constructora y el curador a nombre de la Administración Municipal que dé confianza a los usuarios o compradores sobre el cumplimiento de todos los requisitos.
   Con el crecimiento de las ciudades metropolitanas y la oferta de casas por parte del gobierno está saliendo a la luz pública que estas licencias y el cumplimiento de los requisitos, – no digo de los mínimos porque está en juego la vida y subsistencia de quienes lleguen a habitar estas construcciones -, no se cumplen a cabalidad. Y esto no solo en las ofertas habitacionales sino en la construcción de vías a lo largo del país, en lo que se aglutina en el pomposo nombre de infraestructura vial. Se están entregando por parte de las constructoras, obras fuera de los tiempos y en regular estado y sin cumplir con las normas ambientales.* Tanto, que se caen taludes al mes, sin haberlas estrenado.
   Fácilmente se está atentando contra la seguridad, la comodidad, la estabilidad económica de usuarios y de la vida, y con grave detrimento de sus economías y la defraudación patrimonial del país. ¿En dónde están los curadores, los alcaldes, la cadena de servidores públicos que tienen que ver en la calidad de las obras que se entregan al servicio de los ciudadanos? En dónde se encuentra la responsabilidad civil y hasta penal de los despilfarros y accidentes que ocurren por la indolencia de ellos?
   No solo en Medellín. También en Cali, en la Urbanización San Jerónimo de Yustes de Bogotá y en las casas que el pasado Ministro de Vivienda, Vargas Lleras, construyó y el presidente entregó las llaves en Pradera*, Valle. Se veían las grietas de las paredes de las casas gratis. A esto hemos llegado, como lo registró la prensa a su debido tiempo.


Comentarios