Peñalosa
avanzó en su carrera promocionándose con títulos académicos que jamás obtuvo.
Así se presentó cuando trabajó como secretario económico
en Presidencia hace 30 años y así se dio a conocer internacionalmente (ver
también acá, acá, acá,…).
Quien busca títulos académicos lo hace por
el prestigio y los beneficios que estos traen. Quien lo hace fraudulentamente,
los quiere esquivando las responsabilidades y obligaciones que conllevan.
Casos de políticos que han descarrilado sus
carreras por fraude los hay muchísimos. Como el ex-ministro de defensa alemán
Karl-Theodor zu Guttenberg, o el ex-primer
ministro húngaro Pál Schmitt. Ambos incurrieron en plagio en sus
tesis con las que obtuvieron el título de doctor. Y ambos renunciaron ante el
escándalo. También está el controversial
conservador Jeffrey Archer, quien usaba falsos títulos académicos.
Fue expulsado de su partido en medio de su intención de convertirse en alcalde
de Londres cuando se supo que mintió bajo juramento años atrás.
A quien ostenta un cargo, más si es público,
en una república democrática y se le revela que incurrió en fraude, debe
renunciar. Es la mínima decencia. Pero como la decencia es tan escasa hoy por
hoy, en varios países (incluido Francia)
es delito usar falsamente credenciales reguladas por el estado (como el título de doctor o de master).
Simplemente porque quienes llevan las
riendas deben dar ejemplo, y si alguien hace trampa, es pescado en la trampa y
no asume las consecuencias, se está autorizando la trampa. Mejor dicho, deja de
ser trampa, está permitido.
Si Peñalosa se pudo presentar falsamente
durante toda su vida profesional como Doctor (o Master) en Administración
Publica de la Universidad de Paris II, y cuando se demuestra la trampa no tiene
porqué asumir consecuencias, el mensaje que se envía es claro: todo el mundo se
puede promocionar como doctor (o master) de una prestigiosa universidad. Y así,
según esa ética, en general, las credenciales sobran, y, en particular, las de
las universidades, y más si son prestigiosas.
Y como según la moral peñalosista ellos se
pueden hacer llamar lo que quieran, casualmente se etiquetaron de técnicos.
Peñalosa
debe ser llamado a responder por haber usado títulos académicos indebidamente.
Y si a la élite de esta ciudad le parece que no lo debe hacer,
pues entonces le toca al pueblo.
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