Horacio Duque* Bogotá: Movimientos Sociales y Protesta Popular

    La coyuntura popular en la Capital de Colombia se caracteriza por una fuerte reactivación y reagrupamiento de los movimientos sociales con el fin de rechazar la brutal política neoliberal del Alcalde Peñalosa.
    Trabajadores de las empresas de telecomunicaciones, educadores, estudiantes, jóvenes, usuarios, funcionarios del gobierno distrital y redes ambientalistas avanzan en la constitución de un sujeto y una subjetividad empeñada en hacer retroceder el paquete neoliberal consignado en el Proyecto de Plan de Desarrollo (2016-2019) de la actual administración derechista de los grandes grupos económicos, urbanísticos y financieros de Bogotá (http://bit.ly/1TViNKj).
    Una subjetividad que salta a la condición de movimiento social con su correspondiente repertorio de herramientas para la protesta implica la determinación de sus marcos de análisis convocantes, la determinación de sus recursos organizacionales, la identificación de sus oportunidades políticas y la determinación de una identidad, pues al decir de Revilla Blanco el movimiento social “es el proceso de (re)constitución de una identidad colectiva, fuera del ámbito de la política institucional. Este proceso dota de sentido a la acción individual y colectiva. El sentido de la acción es lo que permite distinguir al movimiento social del comportamiento colectivo, por cuanto éste es tan solo la agregación de intereses individuales en una coyuntura específica, mientras que en el movimiento social la identidad colectiva constituye en sí un incentivo selectivo para la acción”.
    Raschke, en una aproximación ecléctica de tal materia dese nuestro lado, nos propone que “movimiento social es un actor colectivo que interviene en el proceso de cambio social. Lo que supone el desarrollo de determinadas conductas llevadas a cabo por individuos ligados entre sí. Pero esta articulación no implica forzosamente homogeneidad, por el contrario, se puede observar en el seno de un movimiento social una multiplicidad de tendencias, organizaciones y principios para la acción. Por otra parte las metas y objetivos de estos movimientos tienden a ser bastante amplios y, en este contexto, apuntan a cambiar estructuras importantes de la sociedad. En este caso la heterogeneidad del componente social se convierte en el rasgo propio del movimiento, mientras que los objetivos comunes operan como las premisas articuladoras del mismo”.
    Todo movimiento posee al menos tres grandes componentes:
    a) Una estructura de movilización o sistema de toma de decisiones, de deliberación, de participación, de tareas, procedimientos, de jerarquías y mandos que le permiten llevar adelante sus acciones públicas. Acá se incluyen las palestras de la acción colectiva que son el sistema de procedimientos e instituciones mediante las cuales las fuerzas sociales emplean sus recursos para obtener respuestas a sus demandas.
    b) Una identidad colectiva y registros culturales que le permitan diferenciarse colectivamente, articular experiencias pre-existentes, cohesionar a sus miembros, legitimar sus acciones, identificar a sus oponentes y definir sus demandas.
    c) Unos repertorios de movilización, o métodos de lucha, mediante los cuales despliega públicamente su escenografía de acción colectiva para hacerse oír, lograr adherentes y lograr sus metas.
    Los movimientos sociales pueden tener como oponente y destinatario de su protesta a algún grupo particular de la sociedad (p.e. el empresariado, los terratenientes), o un valor o comportamiento general (el “machismo”). Pero cuando los movimientos sociales tienen como objeto de sus peticiones a las autoridades políticas del Estado para promover en él cambios en determinadas políticas públicas, estamos ante movimientos con dimensión política, y en ese sentido es posible diferenciar movimientos socio-políticos reivindicativos, que pretenden modificar sólo unos aspectos puntuales de la normativa estatal, y movimientos socio-políticos estructurales, en tanto buscan tomar el control del Estado y promover un nuevo orden estatal
    Como quiera que se presente en la realidad concreta de la ciudad, la constitución de un movimiento social urbano, como el que observamos actualmente conlleva una articulación de agravios equivalenciales hasta que logre dotarse de un “significante maestro” que lo potencie en sus objetivos principales, que es la derrota del neoliberalismo rampante de Peñalosa.
    En tal sentido, el análisis de marcos es clave para dotar adecuadamente de un plan de trabajo y consignas, al movimiento social Bogotano en curso.
Esa subjetividad debe avanzar en varios círculos, según la propuesta de Zemelman, para que se consolide desde los círculos familiar, comunal, urbano, gremial, religioso, partidista, político e institucional.
    En tal sentido, este sábado 21 de mayo se realizara una importante Asamblea popular, sindical y social en la sede de la ADE sur, Carrera 8C No. 1 A-35 sur, para coordinar y determinar los aspectos centrales de una movilización que debe llevar hasta un paro cívico distrital para impedir la privatización de la Empresa de Teléfonos, la venta de colegios públicos, la destrucción de reservas ambientales estratégicas de la Sabana y demandar la construcción del Metro ya planteado y no un simple alimentador de Transmilenio.
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