El allanamiento de la
policía realizado a la terrible y deprimente zona de Bogotá conocida como El Bronx es en definitiva una medida que
se precisaría como necesaria pero que realmente no fue planeada.
La Alcaldía de Bogotá se
siente satisfecha de haber realizado una gran labor respecto a la intervención
en lo que fuera conocido como el resguardo de la delincuencia común, o “la olla
más grande del país” como lo identificaban algunos habitantes de calle; sin
embargo, más allá de la gran necesidad de intromisión que esta parte de la
ciudad necesitaba desde hace largos años, hay que calificar de improvisada y
sin visión a largo plazo la actuación de la Alcaldía Mayor de Bogotá, pues se
puede observar con claridad cómo, mientras el Alcalde Peñalosa se vanagloria de su gran logro
y los medios de comunicación lo informan, los habitantes de calle continúan
vendiendo bazuco y haciendo de la droga un negocio en
distintas calles de la ciudad, empezando por la denominada calle “cinco huecos”
a unas dos cuadras del ya desocupado Bronx.
El Bronx antes conocido como El
Cartucho, era la zona más peligrosa de la ciudad, en donde se
manejaban alrededor de $460’000.000 diarios en venta de bazuco, sin contar el negocio
de las maquinas traga monedas, las discotecas y la prostitución que es quizá el
problema más aterrador que se identificó y del cual menores de edad también
eran protagonistas. La suciedad, la muerte, los secuestros, las redes de
explotación sexual, el tráfico de estupefacientes y de armas y hasta la
utilización de casas para brujería, ritos satánicos y sacrificios fueron unas
de las tantas cosas puestas al desnudo frente a una sociedad ingenua e
inconsciente que aún considera que estas problemáticas han sido resueltas y
desvanecidas con una intervención policial.
El verdadero inconveniente
de toda esta olla destapada, es que el problema se “trasteó” de sitio y se
dispersará, como ya está ocurriendo, por toda la ciudad, pues es vergonzoso
observar que de las medidas mencionadas por la Secretaría Distrital de Gobierno
de Bogotá para tratar este asunto del Bronx, sólo se ha visto
materializada, en
parte, la medida de Urbanización de la Zona de esta calle conocida como “La L”,
porque la reintegración social es un reto que no se ha empezado a manifestar en
su totalidad y que por el contrario demuestra que en las demás zonas de la
ciudad, la gran mayoría de los habitantes de calle no están siendo
rehabilitados ni fueron reubicados en fundaciones y centros especializados, sino
que continúan con la indigencia y el consumo de estupefacientes en zonas como
Chapinero, Paloquemao y el centro de Bogotá.
Finalmente, es hora de que
la Alcaldía Mayor de Bogotá comprenda la gravedad de la situación que se crea
después del desalojo de estas personas y actúe de manera diligente, con visión
a largo plazo, tomando medidas verdaderamente eficientes y dejando de lado la
tan insistida publicidad clientelista, la cual ha sobresalido
durante estos últimos días y que no ha permitido dejar observar de fondo el
escenario de preocupación y miedo que se ha desarrollado en la ciudad.
El allanamiento de la policía realizado a la terrible y deprimente zona de Bogotá conocida como El Bronx es en definitiva una medida que se precisaría como necesaria pero que realmente no fue planeada.
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