Space, o el manejo del espacio
Por: Álvaro Lopera - Me encontraba reposando calmadamente
el día 12 de octubre, Día de la Raza,
cuando por ese azar del destino encendí el televisor, cosa que por fortuna hago muy poco, y
como por arte de birlibirloque se presentó ante mis ojos una situación que pareciera que
nunca iba a suceder en esta ciudad: un bloque de apartamentos, la torre 6 de la urbanización Space,
yacía en el suelo con varias personas atrapadas en el interior de los enfierrados escombros.
cuando por ese azar del destino encendí el televisor, cosa que por fortuna hago muy poco, y
como por arte de birlibirloque se presentó ante mis ojos una situación que pareciera que
nunca iba a suceder en esta ciudad: un bloque de apartamentos, la torre 6 de la urbanización Space,
yacía en el suelo con varias personas atrapadas en el interior de los enfierrados escombros.
Veía desde esas 8 y 30 de la noche una
situación que recordaba al edificio de Bangladesh que se
derrumbó con más de mil trabajadores
en su interior los cuales laboraban al servicio de una
multinacional francesa, en mayo de
este año, y pensaba sobre las medidas que acá se tomaron
con la Unidad Nacional de Gestión de
Riesgo y que allá, en ese lejano país asiático de la
explotación y la miseria, brillaron
por su ausencia. Es de aclarar que los muertos allá y acá no
pertenecen propiamente a las clases
pudientes, pues en lo que atañe a Space, urbanización
estrato 6 ubicada en un sector del
Poblado, los habitantes fueron desalojados un día antes del
evento que nos ocupa.
Desde mi recinto veía con asombro la
impreparación de la ciudad para este tipo de tragedias
además del inexplicable derrumbamiento
de la estructura en un mundo en donde la ingeniería civil
tiene la palabra. Mil preguntas acerca
del curador, el mismo que tiene propiedad allí en la
urbanización derruida, y otras tantas
respecto del diseño. Pero tenía que hacer la tarea y preguntar
porque no soy experto en el tema.
Las explicaciones
Visité a un conocido ingeniero de
obras, cuyo nombre omito por obvias razones y este se explayó y
me explicó pormenorizadamente todo lo
sucedido, lo cual definitivamente está relacionado con el
ánimo de ganancia pero también con un
cierto desprecio por la vida. "Medellín está construyendo
su segundo piso puesto que ya no hay
tierra en la ciudad", esta fue la primera aseveración; por ello
y por el mismo temor de invertir en el
sistema financiero debido al mal ejemplo de Interbolsa y de
toda la banca mundial, existe ahora lo
que se llama el boom de la construcción con el gobierno
santista metido hasta el cuello
impulsando su plan de desarrollo con la tarea estratégica del
apalancamiento del sector. En
definitiva, la crisis capitalista es el motor de la construcción en
nuestro medio.
Las garras de los constructores
sumadas a las zarpas financieras se erigieron en amos absolutos
de esta actividad económica que gira
en torno a la renta de la tierra y que pretende impedir una
mayor crisis social y, por supuesto,
asegurar una enorme ganancia para esa pléyade oligárquica
de la alcurnia del exgobernador de
Antioquia, Álvaro Villegas Moreno, dueño de la constructora
CDO responsable del diseño estructural
de esa urbanización y presidente eterno de la Sociedad
Antioqueña de Ingenieros(SAI). La
tierra y los costos de construcción son los medios para la
acumulación de riqueza de estos
conglomerados en este cuarto de hora santista.
"Todo diseño pasa por una severa
revisión de hasta cinco ingenieros, contando con el que lo hizo
inicialmente, que en este caso es
Jorge Aristizábal, y siguiendo con el segundo que puede ser de
la misma firma calculista además de
los posteriores de la Curaduría y del ingeniero de la firma de
ingeniería encargada de la
construcción". Pero en este caso y con todo el conocimiento de causa
se obviaron muchas cosas relacionadas
con el abc de la ingeniería misma.
Antes de pasar a especificar lo
anterior, es importante resaltar que el actual gobernador de
Antioquia, Sergio Fajardo, tiene velas
en el entierro, pues cuando era alcalde de Medellín favoreció
a su padre dando pie a permisos de
construcción en áreas que no son propiamente las mejores y
las más indicadas, tales como las zonas
altas del Poblado, las cuales para entonces ya habían
sido definidas como tierras para otro
propósito y que ahora mejor estarían cumpliendo el cometido
de pulmón verde de la ciudad. Todo se
reduce a la gran renta que destila la tierra, ese bien por el
cual se desplaza a tantos millones de
campesinos en nuestro país. Claro que en este caso, y es
justo decirlo, esta no es la causa
principal de dicho desplome.
"Jorge es un buen ingeniero pero
juega a los dados en lo que respecta al diseño estructural, pues
recurre a teorías, como las del
arco(en ingeniería un arco resiste mucho más una carga superior
que una viga recta), que pueden
llamarse más bien aventureras. Ese deseo de ahorrar hierro y
ganar dinero con ello lo llevó a él y
a su patrón, a lo que sabemos" afirmó con especial énfasis.
La ruleta rusa
Es por muchos conocido que el hábito
de "ahorrar" el costoso hierro recurriendo a teorías
matemáticas de ahorro versus
utilización de ciertas estructuras, fue un hecho cotidiano en muchas
urbanizaciones erigidas por esta
constructora(¿y quizás por otras?). De un determinado ahorro, el
70% iba para el bolsillo del
constructor o dueño del edificio y un 30% para aquel que estaba
llegando a tan sabia conclusión. ¿Y la
vida? Pues en cada obra la ponían a jugar en una ruleta
rusa.
En nuestro país la corrupción campea
por los organismos de control, pues aquí se aplica en
extremo la máxima que dice: "para
mis enemigos, la ley, para mis amigos, todo". En días recientes
veíamos a un magistrado de la Judicatura,
oficial de reserva, implicado en casos judiciales que
favorecían a los militares
relacionados con los "falsos positivos" o ejecuciones extrajudiciales
de
miles de nuestros jóvenes, y como
éste, miles y miles de asuntos en todos los ámbitos de la vida
nacional. La corrupción y la
permisividad son los brazos atroces de un Estado que se desmadeja a
jirones y que con ello arrastra todas
las vidas que a su paso encuentra.
La vida, un bien de poco valor
El espacio que se podría pensar para
nuestro disfrute hace mucho rato que se privatizó y se asoció a la idea de la apropiación, la cual
incluye la vida misma, como bien pudo verse en este trágico incidente. La vivienda, pues, no la
tiene este gobierno como un derecho y un objetivo que aporte felicidad al pueblo sino como una meta
para los grandes pulpos financieros y constructores.
"Álvaro Villegas tiene el
dinero, más de veinte mil millones de pesos, para resarcir a los dueños de los apartamentos convirtiéndose ello
en una inversión a largo plazo, pues dentro de unos años nadie recordará lo sucedido y así
podrá vender, allí mismo, con mayor valor agregado", fue lo último que me comentó. Esto me sacó de
casillas, pues con sus palabras me llevó de un golpe a la conclusión de perogrullo de que en
últimas todo se reduce a lo que pregona y ejecuta sin decencia o ética alguna el enfermizo
capitalismo, o sea, en la sociedad posmoderna se sigue reconociendo como válido cualquier esfuerzo por
allegar a la ganancia, cueste lo que cueste, así sea la vida, pues en su lógica de
ultratumba ésta continúa siendo menos valiosa que el capital.
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